Monday, June 23, 2008

HEARTS

Me equivoqué. Me rendí. No quise volver a creer en nadie. Estaba cansada de confiar. "Todo el mundo es igual. Nadie vale la pena", pensé, dije. Me equivoqué.

¡Encontré mis corazones!

Amo los corazones. Es mi figura favorita. Tengo tres, bien grandes, en mi llavero. Adoro mi llavero. Ha pasado por muchas, junto conmigo.

El llavero principal, el corazón naranja, me lo regaló mi cuñada. Ahí empezó la historia...

Hay un corazón con piedras rojas, bling-bling, hueco. Lo compré en un momento feliz de mi vida y, claro, lo 'enganché' junto a mis llaves. Jenorah, MI Jenorah, me regaló otro de cumpleaños, también hueco, dorado de piedras, bling-bling ---of course---. Por más que se caen los corazones o pierden alguna piedra, no nos rendimos: los pongo de nuevo donde van.

Llegó a tener un sudoku digital que Jenorah me regaló, porque sabe que me fascina jugarlo. Se le acabaron las pilas y se rompió. No lo pude volver a 'enganchar'.

Tarjeticas que te dan en supermercados y tiendas para acumular puntos: tuve tres, que ni recuerdo de donde. Y nunca me acordaba de ellas para pasarlas por la caja al pagar, en parte.

Un destapador metálico de Presidente™: excelente herramienta. Me lo regaló un ex-amigo; lo consiguió en una promoción y sabía que yo estaba loca por uno.


Llegó un momento en que tooodos me decían y recordaban que iba a dañar el switch por donde prende el carro. Sí, lo sabía. Pero es mi llavero. Es parte de mí.


¡Mi llavero llegó a aguantar un porta-monedas que parecía alcancía!; otra 'enganchadera' de mi equipo de pelota ---ese mismito: el Licey---; la llave de mi carro, la del tranca-palanca, la de mi casa...

Incluso, hace un par de semanas, mi llavero y yo, caímos en la cuenta de que ya era momento de despedirnos de las llaves del ex-apartamento de mi papá...

¡Es mi amigo! ¿Cómo perderlo?

Hoy, se me perdió en el cine. Sí, mi llavero, mis corazones, parte de mi historia. Anduve el mall completo, más de una hora. Hubo quienes se desentendieron cuando el que lo encontró lo reportó. Hasta que el equipo de seguridad de la plaza, se quedó con él para cuando lo reclamaran. ¡Uno de los señores tuvo que ensuciarse las manos para sacarlo de un zafacón de basura, donde unos niños lo tiraron después de jugar con él! ¿Se imaginan?

Dios bendiga a los honestos, a los que se involucran para que las cosas salgan bien, para hacer bien, para servir sin mirar si otro lo hace o no, o qué piensen de ellos. Muchas veces no nos 'ensuciamos las manos' porque creemos que lo que no nos pasa a nosotros no es nuestro problema. Hasta que necesitamos de otro, de los demás. Ahí queremos que todos se 'involucren' a ayudarnos, que sientan igual que nosotros, que se preocupen igual. Así, siempre he entendido, que todos somos parte del todo.

No puedo rendirme con nada, nadie. Debo salir de mi zona de confort, de mi zona de miedo. Mirar por encima de mi hombro. Conocer más, compartir más, dar más. El que da recibe. El que busca, ¡claro, claro, claro, que encuentra!


Cuando deseamos algo con todas nuestras fuerzas, con todo nuestro ser, el universo entero conspira a nuestro favor.


[everybody needs some rush in their life .. i enjoy it every second]

2 comments:

Anonymous said...

Definitivamente!!!............salir de la zona de comfort para que las cosas fluyan...........quien dijo miedo?? :P

Marylin Ninoska™ said...

Miedo?! Lo dejamo' en la gaveta...

Jajaja! O sea, qué atrá'!